jueves, 3 de noviembre de 2011

Cuentos






Caperucita Roja










Erase una vez una niña muy bonita. Su

madre le habia hecho una capa roja y la

niña la llevaba tan a menudo que todo

el mundo la llamaba Caperucita Roja.


Un dia , su madre le pidio que llevase unos

pasteles a su abuelita que vivia al otro lado del

bosque , recomendandole que no se

entretuviese en el camino , porque cruzar el

bosque era muy peligroso , ya que siempre

estaba acechando por alli el lobo.

Caperucita Roja recogio la cesta con los

pasteles y se puso en camino. La niña tenia

que atravesar el bosque para llegar a casa de

la Abuelita , pero no tenia miedo porque alli

siempre se encontraba con muchos amigos:

los pajaros, las ardillas...

De repente vio al lobo , que era enorme ,

delante de ella.

- ¿A donde vas , niña? - le pregunto el lobo

con su voz ronca.

- A casa de mi Abuelita - dijo Caperucita.

- No esta lejos - penso el lobo para si,

dandose media vuelta.

Caperucita puso su cesta en la hierba y se

entretuvo cogiendo flores: - El lobo se ha ido

-penso- , no tengo nada que temer. La abuelita

se pondra muy contenta cuando la lleve un

hermoso ramo de flores ademas de los

pasteles.

Mientras , el lobo se fue a casa de la

Abuelita , llamo suavemente a la puerta y la

abuelita le abrio pensando que era su nieta

Caperucita. Un cazador que pasaba por alli

habia observado la llegada del lobo.

El lobo devoro a la Abuelita y se puso su gorro rosa

se metio en la cama y cerro los ojos. No tuvo que

esperar mucho , ya queCaperucita Roja llego

enseguida , toda muy contenta.

La niña se acerco a la cama y vio que su abuela

estaba muy cambiada.


- Abuelita , abuelita , ¡que ojos mas grandes tienes!

- Son para verte mejor- dijo el lobo tratando de

imitar la voz de la abuela.

- Abuelita , abuelita , ¡que orejas mas grandes

tienes!
- Son para oirte mejor- siguio diciendo el lobo.
- Abuelita , abuelita , ¡que dientes mas grandes

tienes!

- Son para...¡comerte mejoooor!- y diciendo esto,

el lobo malvado se abalanzo sobre Caperucitay la

devoro al igual que habia hecho con la abuelita.

Mientras tanto, el cazador se habia quedado

preocupado y creyendo adivinar las malas

intenciones del lobo, decidio echar un vistazo a ver

si todo iba bien en la casa de la Abuelita. Pidio

ayuda a un segador y los dos juntos llegaron al

lugar.

Vieron la puerta de la casa abierta y al lobo

tumbado en la cama, dormido de tan harto que

estaba.

El cazador saco su cuchillo y rajo el vientre del

lobo. La Abuelita y Caperucita estaban alli, ¡vivas!.

Para castigar al malvado lobo , el cazador le lleno el

vientre de piedras y luego lo volvio a cerrar.

Cuando el lobo desperto de su pesado sueño,

sintio muchisima sed y se dirigio a un estanque

proximo para beber. Como las piedras pesaban

mucho, cayo en el estanque de cabeza y se

ahogo.
    
En cuanto a Caperucita y su abuela, no sufrieron

mas que un gran susto, pero Caperucita Roja

habia aprendido la leccion. Prometio a su Abuelita

no hablar con ningun desconocido que se

encontrara en su camino. De ahora en adelante ,

seguiria los consejos de su Abuelita y de su Mama.
FIN







    
                         El Patito Feo

    Como cada verano, a la Señora Pata le dio por empollar y todas sus amigas del corral estaban deseosas de ver a sus patitos, que siempre eran los más guapos de todos. 
    Llegó el día en que los patitos comenzaron a abrir los huevos poco a poco y todos se congregaron ante el nido para verles por primera vez.
    Uno a uno fueron saliendo hasta seis preciosos patitos, cada uno acompañado por los gritos de alborozo de la Señora Pata y de sus amigas. Tan contentas estaban que tardaron un poco en darse cuenta de que un huevo, el más grande de los siete, aún no se había abierto.
    Todos concentraron su atención en el huevo que permanecía intacto, incluso los patitos recién nacidos, esperando ver algún signo de movimiento.
    Al poco, el huevo comenzó a romperse y de él salió un sonriente pato, más grande que sus hermanos, pero ¡oh, sorpresa!, muchísimo más feo y desgarbado que los otros seis...
    La Señora Pata se moría de vergüenza por haber tenido un patito tan feísimo y le apartó con el ala mientras prestaba atención a los otros seis.
    El patito se quedó tristísimo porque se empezó a dar cuenta de que allí no le querían...
    Pasaron los días y su aspecto no mejoraba, al contrario, empeoraba, pues crecía muy rápido y era flacucho y desgarbado, además de bastante torpe el pobrecito.
    Sus hermanos le jugaban pesadas bromas y se reían constantemente de él llamándole feo y torpe.
    El patito decidió que debía buscar un lugar donde pudiese encontrar amigos que de verdad le quisieran a pesar de su desastroso aspecto y una mañana muy temprano, antes de que se levantase el granjero, huyó por un agujero del cercado.

        Así llegó a otra granja, donde una vieja le recogió y el patito feo creyó que había encontrado un sitio donde por fin le querrían y cuidarían, pero se equivocó también, porque la vieja era mala y sólo quería que el pobre patito le sirviera de primer plato. También se fue de aquí corriendo.
    Llegó el invierno y el patito feo casi se muere de hambre pues tuvo que buscar comida entre el hielo y la nieve y tuvo que huir de cazadores que pretendían dispararle.
    Al fin llegó la primavera y el patito pasó por un estanque donde encontró las aves más bellas que jamás había visto hasta entonces. Eran elegantes, gráciles y se movían con tanta distinción que se sintió totalmente acomplejado porque él era muy torpe. De todas formas, como no tenía nada que perder se acercó a ellas y les preguntó si podía bañarse también.
    Los cisnes, pues eran cisnes las aves que el patito vio en el estanque, le respondieron:
- ¡Claro que sí, eres uno de los nuestros!
    A lo que el patito respondió:
-¡No os burléis de mí!. Ya sé que soy feo y desgarbado, pero no deberíais reír por eso...
- Mira tu reflejo en el estanque -le dijeron ellos- y verás cómo no te mentimos.
    El patito se introdujo incrédulo en el agua transparente y lo que vio le dejó maravillado. ¡Durante el largo invierno se había transformado en un precioso cisne!. Aquel patito feo y desgarbado era ahora el cisne más blanco y elegante de todos cuantos había en el estanque.
    Así fue como el patito feo se unió a los suyos y vivió feliz para siempre.
FIN

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